Ella fue a una fiesta con sus amigas, solo quería divertirse y olvidarse de sus problemas.. La música comenzó y al compás bailó. Luego de unos minutos, sintió la mirada de unos intensos ojos. Ya los conocía, más no sabía bien de dónde. Solo se hizo la tonta. Siguió riéndo con sus amigas, mas no podía ignorar aquellos ojos celestes que estaban clabados en ella. Extraño le pareció. De un momento a otro, nose sabe bien cómo pasó, en sus brazos ella bailaba, y sin darse cuenta solo le coqueteaba... Santiago el se llamaba y bueno y lindo le parecía. Luego de unos minutos de charla ella con prisa se marchaba. A su casa regresó, pensando en él se durmió. Con el pasar de los días, ya se había olvidado. Mas una tarde calurosa un mensaje recibió. Sí, de aquellos ojos claros fue el mensaje. Con el pasar de los días, los mensajes seguían y el no tuvo mejor idea, que invitarla a una cena. Ella con duda aceptó más entusiasmada se arregló.
Al estar en el lugar donde quedaron, una hora esperó, y con desilución creyó que no le importó. Más en ese momento él apareció con una sonrisa de oreja a oreja y con un ramo de flor. Disculpas él le pidió y la cita continuó. Riéron, compartieron, charlaron. Muy caballero era él y un beso le robó sin querer. Ella no dijo nada, más solo sonrió. Ambos se despidieron con un abrazo que era solo de ellos. Y con el pasar de los días no hacen más que pensar en el tiempo. Él feliz quedó y ella soñando pensó si volvería a ver aquellos ojos, que totalmente la cautivó.