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jueves, 2 de diciembre de 2010

Paz en el alma.

Y ¡dolorida! del cuerpo
Y ¡dolorida! del alma
Voy por el mundo vencida
Buscando siempre la calma.

Hirió a mi carne una pena,
hirió a mi alma un amor
y crueles mataron así
en mí, ya toda ilusión.

¡Ay! ilusiones perdidas,
que se esfuman... que se van...
son cual estrellas fugaces
que nunca más volverán.

Solo te pido alma mía,
siempre conserves tu paz,
esa que a tí, te consuela,
dentro de tu intimidad.

Que si de tí, ella se aleja,
como se fue tu ilusion,
no te quedará ya nada,
que te aliente el corazón.

Pues la ilución es cristal,
que el menor roce lo empañe,
que manchando a su belleza,
a su claro brillo daña.

Mas la paz, es roca firme
donde se asienta tu calma,
alentando y conservando
a la pureza, del alma.

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