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martes, 7 de febrero de 2012

Cualidades de la vida-

Estos últimos días me la pasé caminando, escuchando el viento en mis oídos y el sonido que hacía con los árboles. Tal vez no les prestaba atención cuando las tenía, pero cuando no está se nota su ausencia. Por la tarde me quedé mirando la ventana, que estaba cerrada. Esta ventana por las noches, exactamente a las 3:30 de la madrugada es por donde se veía la luna. La que me hacía compañía a mis pensamientos. Gracias Luna.

Por las noches permanecía cerrada, porque hacía frío. Alado estaba la cama, donde por lo general me acostaba a pensar en mi interior. Y durante esas horas se veía un árbol gigante, con sus lianas caídas. Yo veía como se mecían de un lado al otro, como bailando. Y note la ausencia del sonido del viento, del aire. Era como si me hubiera quedado sorda por unos minutos y contemplara solamente la imagen que el mundo me regalaba.

Nunca tuve la oportunidad de saludar al sol, antes que ella me saludara a mi. Corrí por las orillas del mar para alcanzarla y darle una pequeña sorpresa. Corrí y corrí hasta cansarme, el viento me empujaba y me acompañaba, las olas me guiaban el camino, la luz iluminaba el camino, el amor me detuvo. Y con el primer rayo sentí el abrazo cálido de tu mirada. “Nada como ir juntos a la par”.

Siempre me gusto la arena. En la ciudad mis pies se consuelan con ir a la plaza. Pero esta, esta mezcla de arena mojada con arena fina no se compara con ninguna plaza. Prometo apreciar estas cualidades de la vida cada año.

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