Me quedé mirando la más brillante durante mucho tiempo. Nunca me cansé de observarla, era ipnotizante. Pero quería más. Y día a día volaba un poquito más alto para poder alcanzarla. Cuando llegué, me sonrió. Por inercia la abracé, con tanto amor. Cuando la solté estaba seria... y no me dijo nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario