Seguidores

domingo, 19 de septiembre de 2010

Era un día, normal como todos. De repente ese ambiente de angustia volvió a nosotros.
Nadie entendía, porqué te ibas... No siquiera vos lo sabías, solo te quería ir. Nosotras sabíamos, que adonde ibas, no era un buen lugar. Te rogamos que te quedaras. Solo por compasión lo hiciste. Buscamos un mejor lugar, y encontramos lo más alto, lo más cerca de Dios posible. La terraza. Una vez que subimos, ya no eramos nosotros. Lo que hablábamos, lo que pensábamos, expendía de nosotros. Vos ya no sabías que hacer, ya no quería hacer nada en este mundo. Nos necesitabas más de lo que nosotras a vos. Qué hacemos? Que decimos? Que vendrá? Qué pasará? Me cansé, no era lindo verte así. Vernos así. Solo palabras salieron, que no se con exactitud. Solo sé que no era yo. Pero todo lo que decía eran buenas nuevas. Nombre tu hermano, me miraste con esa mirada profunda, de no saber. Solo te miré y seguí hablando. Tus ojos ya no eran los mismos, Tu presencia se sentía diferente, el lugar ya no lo veíamos. Comenzaste a llorar. No me importó en ese momento, y seguí explicándole lo que era importante de verdad, lo mucho que valía, lo tanto que lo quería. Ella también te miro, con esa confusión típica. Cuando ya no había más que decir, solo me acerque y te abracé con el amor que no era mío. Mientras te abrazábamos, seguí hablando, pero no con ellos. Había alguien mirándonos. Me salí de esa situación por un momento y miré el cielo, el resplandor del sol me abrazó a mi. Volvió mi presencia allí, y me di cuenta que los 3 estábamos llorando. Basta. No mas que decir. Solo se que ese recuerdo queda en mi corazón, no se si valió de mucho en ustedes, pero yo me sentí diferente.

No hay comentarios: